Queridos míos, yo los exhorto, como a Parentela de paso y extranjeros: no cedan a esos deseos carnales que combaten contra el alma.No hagan falta por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino incluso el de los de